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La bici pinchada
El día que me pincharon las ruedas de la bicicleta Cuando vivía en la calle Roselló, no la de Barcelona Ensanche sino la de Hospitalet casi en el término municipal entre ambas ciudades, estába(mos) en una escalera de pocos vecinos, unas 4 plantas con dos viviendas en cada uno. Por aquel entonces yo usaba una bicicleta para moverme por ambas ciudades. La bici es el modo de locomoción más rápido que hay por dentro de una ciudad, incluso una como Barna que está levantada sobre un plano inclinado. El inmueble no tenia ascensor y la escalera era estrecha, con lo cual durante la noche la dejaba debajo de la escalera en un espacio en que no molestaba a nadie, también había un carrito de los de bebé. Salía disparado un cuarto de hora antes de la hora de empezar el trabajo. Cierta mañana, al tratar de hacerlo me encontré con la bici pinchada. Eso me hizo llegar tarde y me ocasionó una seria frustración. No podía entender como alguien decidió hacerme eso sin preavisarme si tanto le molestaba la bicicleta en el lugar. No había tenido ningún problema con ningún vecino al respecto. Tan pronto como pude llamé a todas las puertas preguntando quien lo había hecho sabiendo por supuesto que la mentira era todo l oque obtendría por respuesta pero al menos hice propaganda del agravio y de las consecuencias negativas que me ocasionó este atentado. Redacté algún texto de protesta sobre el tema y me di por rendido. Por aquellas fechas el portabicis encima de mi coche trataron de robarlo en la misma calle. Mientras el pobre saboteaba al pobre los ricos se iban hinchando de más riquezas. Tuvo que pasar mucho tiempo antes de que las normativas municipales empezaran a contemplar la instalación de cuartos en el vestíbulo para bicicletas o carros de bebé, algo que ya venían haciendo desde décadas países europeos menos anclados en el pasado. |