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Una lección de decencia

Por YASHUAbcn - 7 de Agosto, 2008, 23:31, Categoría: CIVISMO

 Iruña. Paseo de la Media Luna. En el urinario público. Descenso con ascensor. Impecable instalación .Limpieza y organización. Tras su uso un intento de entregar una propina recibió una negativa amable pero contundente. La profesional encargada del lugar dio una lección magistral de decencia con un simple “no, por favor, yo tengo mi salario, estos servicios son gratuitos”. Durante décadas una subcultura de hábitos de favor se ha acostumbrado a pagar los servicios de empleados subalternos con una dádiva. Es así que los  necesitados de afirmar su condición de bien servidos han contribuido a crear una legión de subsidiarios que aceptan propinas a modo de salario complementario. Indirectamente  los unos contribuían a que los salarios de los establecimientos en los que había y hay esa práctica, tuvieran los salarios más bajos de la clase obrera en comparación a otros  sectores. Todavía se está pagando las secuelas de esto. El que da(ba) la propina en el fondo más que gratificar el servicio lo que espera(ba) era que fuera reconocido una siguiente vez para ser atendido con deferencia y preferencia. De su parte el que la recibía, cuando alguien no se la daba lo miraba entre ceja y ceja y le dirigía sus increpaciones en lugar de reconducir su rabia contra el patrón que lo empleaba con una paga misérrima. La anécdota descrita habla a favor de una profesional dispuesta a renunciar a dinero a cambio de legitimarse como trabajadora. Dentro de su no hay toda una filosofía de la que todavía, desafortunadamente, muchos empleados públicos en instituciones o en empresas de servicios les queda mucho que aprender. Su no  me recordó el tiempo en que siendo empleado de un comercio negué repetidas veces la inercia de algunos clientes a dar propinas cuando se les ayudaba a cargar las mercancías compradas en sus autos no entendiendo el valor del orgullo al hacerlo.

 

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